La historia es sabida. Desde chiquitas el
Príncipe Azul ha sido una parte crucial y constitutiva de nuestras vidas. Crecimos anhelando ser la Barbie de Ken, lloramos a la par de Ariel la Sirenita, soñamos con La Bella Durmiente, bailando y cantando al unísono “eeeeeeres tú, el Príncipe Azul que-yo so-ñé, eeeeres tú… lalalalala”. Más adelante fueron Romeo y Julieta, Leyendas de Pasión y Brad Pitt, pero la cosa seguía siendo masomenos la misma.
Ante toda esta parafernalia no nos quedaba otra que tirar la trenza por la ventana y esperar a que un apuesto y caballerezco joven viniera por nosotras.
Y como bien dice el dicho “todo llega en la vida”, ese añorado Ser un día llegó, pero con la armadura oxidada, birra en mano y preguntando “¿¿¿qué hay de comer???”
Supimos entonces que nos enfrentábamos ante dos mundos, el Azul –el de los sueños, las fantasías, la pureza, el amor eterno –, y el Real – el de las tapas de inodoro meadas, los calzones tirados por toda la casa, la jungla inatravesable de cables, enchufes y aparatos de todo tipo-.
Hete aquí pues la confrontación:
En el
Mundo Azul, tu príncipe te pide que se vayan a vivir juntos porque ya no soporta esta situación: no puede vivir un minuto sin vos.
En el
Mundo Real, tu príncipe te pide que se vayan a vivir juntos porque ya no soporta esta situación: no tiene un mango partido al medio y necesita dividir gastos y… “y bueno, por eso teneMOS que ajustarNOS”
En el
Mundo Azul, tu príncipe te obsequia perfumes para que te sientas cada día mas linda.
En el
Mundo Real, tu príncipe también te deja algunos perfumes… especialmente en el baño y después de las comidas.
En el
Mundo Azul, tu príncipe te dice que sos el amor de su vida.
En el
Mundo Real, tu príncipe te dice que sos el amor de su vida... después de su mamá obvio.
En el
Mundo Azul, tu príncipe te mira dulcemente, se arrodilla, despliega un anillo de diamantes y pide tu mano.
En el
Mundo Real, tu príncipe mientras mira -la tele-, te pide que te arrodilles/ expresa lo mucho que le gusta tu "anillo"/ agarra tu mano la pone ya sabés donde.
En el
Mundo Azul, hacés feliz a tu príncipe estando a su lado.
En el
Mundo Real, hacés feliz a tu príncipe diciéndole que la tiene muy grande.
En el
Mundo Azul, tu príncipe te dice que sos la mujer más hermosa del mundo.
En el
Mundo Real, tu príncipe te dice que sos hermosa, pero que si pudiese estar con Nicole Neumann bueno, se entiende… ¿quién puede decirle que no a Nicole?
En el
Mundo Azul, tu príncipe expresa lo feliz y orgulloso que está de la hermosa relación que han construido juntos.
En el
Mundo Real, tu príncipe te dice “che, está bueno esto que armamos, no? Me cabe. Qué aguante que tengo…”
En el
Mundo Azul, tu príncipe es verdaderamente azul.
En el
Mundo Real, tu príncipe a veces destiñe. Pero lo amás con toda tu alma... después de todo, vos tampoco sos una Princesa Rosa, ¿no?